Siempre me ha resultado insólita la fauna que aparece en mi casa y alrededores (he llegado a cazar salamandras rosas en el baño).
Ayer me estaba preparando para salir a tomar una cerveza antes de ir a un concierto, y había metido la cámara de fotos en el bolso. Antes de salir de casa, recordé que tenía que recoger la ropa tendida, salí a la terraza con el bolso y todo... y me encontré una pareja de libélulas enormes sobrevolando mis plantas.
Al principio estaban muy inquietas, como si no encontraran "la postura", se posaron las cuerdas del tendedor, en la pared, se pelearon un poquillo en el aire, haciendo zumbar sus alas y por fin se decantaron por los tutores de una maceta (los palitos que ayudan a los árboles a crecer rectos cuando aún son pequeños).
Una de ellas, la mayor, me miraba con desconfianza, pero el sentimiento era mutuo porque siempre he oído que no hay que acercarse mucho a los insectos de colores metalizados y ésta lo era, y de color rojo. Llamémosla "libélula tuneada".
La otra, más pequeña, era menos impresionante, tenía un color más normal y no se inmutaba por nada.
Con cuidado, muy despacio, metí la mano en el bolso, saqué la cámara... y cuando me acerqué a la libélula tuneada lo máximo que me atreví, ésta se puso agresiva y la tomó con la pachorrona. Teniendo en cuenta que no entiendo nada de insectos (aunque he de reconocer que me gustaría) no sé qué tipo de ataque mortífero le hizo "pachorrona" a "tuneada", que salió disparada de la terraza y nunca más se supo. Así que sintiéndolo mucho tendréis que confiar en mi palabra porque no pude sacarle una foto. Buen viaje!
Después de eso, la pequeña se hizo dueña y señora de la terraza, tomó posesión de su "trono-palo" y accedió a posar muy amable para la sesión fotográfica permitiendo que me acercara a ella todo lo que quise, sin invadir su espacio personal, por supuesto, que una es libélula pero tiene sus cosillas...
Cuando llegué al concierto me dí cuenta de que no había recogido la ropa del tendedor...
Ayer me estaba preparando para salir a tomar una cerveza antes de ir a un concierto, y había metido la cámara de fotos en el bolso. Antes de salir de casa, recordé que tenía que recoger la ropa tendida, salí a la terraza con el bolso y todo... y me encontré una pareja de libélulas enormes sobrevolando mis plantas.
Al principio estaban muy inquietas, como si no encontraran "la postura", se posaron las cuerdas del tendedor, en la pared, se pelearon un poquillo en el aire, haciendo zumbar sus alas y por fin se decantaron por los tutores de una maceta (los palitos que ayudan a los árboles a crecer rectos cuando aún son pequeños).
Una de ellas, la mayor, me miraba con desconfianza, pero el sentimiento era mutuo porque siempre he oído que no hay que acercarse mucho a los insectos de colores metalizados y ésta lo era, y de color rojo. Llamémosla "libélula tuneada".
La otra, más pequeña, era menos impresionante, tenía un color más normal y no se inmutaba por nada.
Con cuidado, muy despacio, metí la mano en el bolso, saqué la cámara... y cuando me acerqué a la libélula tuneada lo máximo que me atreví, ésta se puso agresiva y la tomó con la pachorrona. Teniendo en cuenta que no entiendo nada de insectos (aunque he de reconocer que me gustaría) no sé qué tipo de ataque mortífero le hizo "pachorrona" a "tuneada", que salió disparada de la terraza y nunca más se supo. Así que sintiéndolo mucho tendréis que confiar en mi palabra porque no pude sacarle una foto. Buen viaje!
Después de eso, la pequeña se hizo dueña y señora de la terraza, tomó posesión de su "trono-palo" y accedió a posar muy amable para la sesión fotográfica permitiendo que me acercara a ella todo lo que quise, sin invadir su espacio personal, por supuesto, que una es libélula pero tiene sus cosillas...
Cuando llegué al concierto me dí cuenta de que no había recogido la ropa del tendedor...