sábado, 23 de mayo de 2009

Cara B. Rarezas

Llueve cinco minutos y se para.
Hoy mi capacidad de concentración me ha abandonado.
Llevo toda la tarde dispersa y asqueada, se me acumula trabajo y estoy mirando a las musarañas incapaz de empezar a moverme, y eso aún me agobia más, porque sé que estoy perdiendo el tiempo miserablemente.
Me encanta que haya tormenta, y me gusta tener una habitación con terraza, y salir a mirar la nada y mojarme debajo de la lluvia, ahora parece que por fin va a durar un rato.
A veces pienso que soy un bicho raro. Y otras me siento plenamente convencida de que no, de que ahora simplemente no está de moda pensar.
Sí que es verdad que tengo mis extrañezas, lo cual no me convierte en extravagante.
Me gusta sumar todos los números que veo. Sumo compulsivamente los números de las matrículas de coches, hasta reducirlos a una sola cifra.
También la hora y la temperatura en grados Celsius de los termómetros de Zaragoza.
Para cada cifra me he inventado un significado especial; hay números que me gustan y números que, sin una razón real, me dan repeluco.
Intento no cruzar por delante de un coche cuya matrícula sume un determinado número primo, y los días de examen tengo paranoia con los termómetros, prácticamente evito mirarlos.
Tengo un millón y medio de manías.
Mi madre dice que más que una vieja de ochenta años. A ver cuántas más acumulo hasta entonces.
De momento es de vital importancia que desayune en taza amarilla, y siempre lo mismo, en el mismo orden. Tuve una taza que me llevé de una cafetería durante unas vacaciones porque abusaron económicamente de mí. Simplemente decidí que el precio incluía la vajilla. Era amarilla y desyuné en ella durante 5 años. Y desde entonces me gusta que sean de ese color, no sé porqué me alegra las mañanas.
Nunca, jamás, uso ropa interior de color rojo porque (me) creo que me da mala suerte. Sí, estoy condicionada porque me han pasado cosas poco agradables llevando unas bragas rojas. Seguro que si me las pusiera otra vez no pasaría nada, pero quién sabe, prefiero no arriesgrame. Lo curioso es que soy incapaz de tirarlas a la basura porque me las compré en Cambridge, son de Emily the Strange y me costaron unas cuantas libras.
También tengo "castigados" en el armario una camiseta y un abrigo. Pero ésos tienen otra historia.
Si pudiera me pasaría todo el día pintando y viajando. Y no tomaría fotos, lo dejaría todo plasmado en un cuaderno de viaje, con unas acuarelas, como aquél verano en Italia.
Me gusta tener plantas, salir por la mañana a regarlas en pijama, aunque sea invierno y haga mucho frío, y acariciarles las hojas. Sin embargo, no cuido plantas que tengan flores con olor. Las flores que más me gusta oler son las de los magnolios, y no me cabe un árbol tan grande en una maceta. Así que paso de conformarme con sucedáneos.
No aguanto que me griten, que no me escuchen, tener que repetir las cosas y que me cuenten lo mismo más de una vez. Y me sacan de mis casillas la mala educación y las faltas de ortografía.
Tengo el olfato tremendamente desarrollado. Soy capaz de saber qué hay para comer en mi casa desde el rellano de la escalera. Huelo los ataques epilépticos de mi hermano. El sudor de las personas. Los fluidos sexuales. Y soy capaz de saber que estoy enferma sólo por el olor de mis deposiciones.
Odio que me despierten y/o entren en mi habitación mientras estoy durmiendo, si no es para ofrecerme sexo. Ése el momento para ver la mejor y la peor Irene.
Y duermo con nórdico hasta bien entrado el verano.
No soporto los zumos que llevan plátano o melocotón, pero me gustan en su versión natural de fruta y el melocotón me gusta comérmelo con piel y todo, y chupar el hueso y roerlo hasta que no queda ni rastro y no sabe a nada.
Soy una yonqui de los pimientos de piquillo asados en conserva (de vidrio), el paté de olivas negras y los quesos muy curados.
Creo que padezco vértigo, pero lo tengo controlado. Me gusta andar por el Pirineo pero no me gusta mirar desde muy alto, me da miedo. Ni estar sola en espacios abiertos muy grandes.
A veces me da la impresión de que me obligan a subir a una especie de cinta transportadora para que atraviese el tiempo cuando todos los demás se quedan quietos y es el tiempo el que pasa a través de ellos.
También pienso que sufro de la llamada "angustia existencial" y que si no me gustara tanto vivir sería un blanco perfecto para los pensamientos suicidas.
Me han dicho que todo el egoísmo, toda la maldad, la inhumanidad y el autodesprecio que sienten los hombres no es problema mío. Que aprender a dejar que te resbale es cuestión de tiempo. Y que así se sufre menos y se es más ¿feliz?.
No sé. Quizás eso sea la madurez. Igual la madurez no va conmigo. O simplemente dejaría de ser yo, y dejarían de importarme los números, las plantas, la ropa interior roja, el olor de las personas, los pimientos del piquillo, las disertaciones sobre el paso del tiempo y las tardes de lluvia perdidas.

7 comentarios:

. dijo...

A veces me abrumas.

:)

dezaragoza dijo...

Eres un ser muy especial. Tienes dentro un gran potencial pero también estás cerca de lo que Nietzsche llamaba "el abismo". Procura no caer, abajo está el auténtico infierno, aunque si lo haces y sobrevives te aseguro que es una experiencia sobrenatural (lo peor y lo mejor al mismo tiempo).

No te preocupes, cambiar no es perder y madurar es mejor de lo que parece antes de que empiece a ocurrir (y luego ya no se para). Todo llegará.

Y coincido con Orologiaio, a veces me abrumas. Tengo mucha curiosidad por tu CI.

cristal00k dijo...

Aparte de que te has olvidado de tu pasión por los catalizadores, por lo demas eres un encanto. ¡Que lo sepasssssssssssss!
Tu sigue pensando y avanzando preciosa.
Un beso.

Vicent dijo...

245646156874641345212452321 = ?

Irene dijo...

psé,ni fú ni fá
245646156874641345212452321
quitando las parejas 4 y 5
2661687464132122321
Luego parejas de 6 y 3
266187441212221
parejas de 7 y 2
2661844112221
parejas de 8 y 1
26644112221
tríos 4, 4, 1
26612221
tríos 6, 2, 1
22
Y por fin, sumas 2+2;¡uy, no sé si podré hacerlo!
Reducir cifras no es tan difícil si te enseñaron la prueba del nueve en primaria...

Car... dijo...

Como me gustaría despertarte y conocer lo mejor de tí, o lo peor, no sé... pero si me encantaría conocerte!!!!!!!!

Anónimo dijo...

¡Me encanta! Eres muy especial. Al principio pensé: "Esta mujer es distinta... todos somos distintos... así visto, no soy tan raro... hay tantos blogs con personas raras..." Y eso me gusta y me disgusta. No me agrada que haya otras personas que se puedan parecer en algo, pero es bueno saber que no soy único -y que algo no me funciona- dentro de las personas aparentemente cuerdas, y no quiero decir que a tí te suenen los engranajes, ni nada por el estilo.

Me encanta que digas todo eso y te quedes tan ancha. Después pensé: "Esto se lo puede haber inventado todo, ¿porqué no? y sólo describe lo que le gustaría hacer, o ha visto hacer, pero prefiero creérmelo todito todo, tan fresco y natural que su efeverscencia me llena de burbujas."

En cualquier caso, está muy bien.